martes, 9 de mayo de 2017

Fortaleza, templanza y unión en Catacaos

Pese a ser uno de los distritos más afectados por el llamado Niño Costero, Catacaos celebró su fe en la tradicional Semana Santa. Los sacerdotes resaltaron la fe y convicción de los creyentes y pidieron sean escuchadas sus peticiones.
Por Milagros Ramos Coronado
Profesor: Hernán Valdizán
Comunicación Intercultural de la Facultad de Ingeniería Ambiental.

Las calles muestran aún lo sucedido en el distrito de Catacaos, las marcas de lodo y el polvo que envuelve la ciudad nos hacen recordar lo que hace poco tiempo tuvieron que enfrentar. Sin lugar a dudas uno de los desastres naturales más fuertes para nuestros hermanos del norte del país.

Sin embargo, las calles poco transitadas y golpeadas aún por el fenómeno fueron escenario de la más significativa y tradicional Semana Santa. En el Domingo de Ramos se dio apertura a esta gran celebración, aparte de la bendición de los ramos en la misa, también se llevó a cabo la procesión de la Virgen Dolorosa, cientos de fieles acompañaron esta peregrinación y llenos de fe comenzaron la vivencia de su Semana Santa. 
 Años atrás esta celebración reunía a cientos de familias. Este año, el inicio de la Semana Santa se presentó algo deslucida y apagada en fe; sin embargo, a medida que avanzaban los días, los fieles aumentaban su devoción y confiados en el amor de su Padre Celestial pedían en oración que calmara la fuerza de la naturaleza y que permitiera a todos resurgir de la desgracia vivida.
Muchos pedían por todos sus hermanos Piuranos y por todas las familias desamparadas, olvidando por un momento la situación en la que se encontraban, mostrando su nobleza y buen corazón.
Los pobladores acompañados del alcalde de Catacaos y los regidores de la zona ofrecieron un ramo de vistosas flores a la imagen que representa a la Virgen Dolorosa, la que también se le conoce como Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias, Virgen de la Caridad o de la Soledad, esto como agradecimiento a la vida.
Esta celebración no pudo estar sola y fue acompañada por deliciosos platillos y danzas del lugar, momento perfecto para olvidar y dejar atrás lo vivido, tomar fuerzas y continuar.
Todos los fieles y pobladores del lugar fueron invitados por el párroco a vivir con más unión, fortaleza y templanza. Esas palabras llevaban un mensaje de esperanza para un pueblo que lo perdió todo, y que ahora se aferra a Dios, a su fe y a la fortaleza que su Padre Celestial les otorga en momentos difíciles.

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