martes, 3 de mayo de 2016

Cuando hombre y mujer son golpeados por igual

“Lo que nos motiva al final son los resultados”, nos dice Samantha Chiquivala, jugadora de rugby.

Por: Roberto Rondón Carcovich (Egresado).

Me encuentro a un mes de finalizar la universidad. Durante toda esta etapa académica, desde el kínder hasta hoy, cuando hablamos de asuntos deportivos, realza siempre el futbol. Si, y no es novedad, el peruano (o el mundo entero) siente la necesidad de patear, patear cualquier cosa. Pareciera que las patadas son la acción más común del ser humano. Y claro, las piernas son nuestro móvil. Veamos por un instante el siguiente punto de vista que resume, más o menos mi visión del mundo futbolístico:

“Pero aun así odio el fútbol peruano porque en torno a él solo veo miseria. No solo porque jamás le ganamos a nadie ni clasificamos a un Mundial desde hace 33 años, sino porque la cultura futbolera peruana me parece una vergüenza disfrazada de pasión.”
Maria Luisa del Río – Uso de la Palabra

Comparto ese punto de vista, sobre todo porque el esfuerzo que hacen algunos futbolistas (más la pasión destructiva de los malandrines de turno) no se equipara a los esfuerzos que hacen otros deportistas que no le van al futbol, que de hecho, es un negociazo para “los muchachos”. De pronto me vino a la mente otra imagen femenina, una vieja amiga que conocí cuando yo estaba en los primeros ciclos, ella jugaba Rugby y me vino una idea interesante...

Hace un mes, se me ocurrió junto a mi compañera y reportera Pamela Santa Cruz, aventurarnos por el campus para entrevistar al equipo de Rugby de la UCSUR. Contactamos a Ricardo Cárdenas y a Adrián Gómez a quienes les preguntamos sobre la visión y beneficios del Rugby. Debo admitir que, por lo que ambos nos comentaron hizo que sintiera interés en participar, porque como bien dicen, es un deporte que hace familia y cualquier puede participar. Aunque mi contextura aerodinámica, ya como un comentario personal, en algún momento, y al primer tacle termine por ser allanado en el campo


“Deporte de machos pues, yo le saco la &%$”, dicen algunos afarensis (imaginándose, mirando de lejos) mientras se comunican con otros de su especie en tanto hacen alarde de su innato  “gilerismo”.
El rugby es un deporte que nos trae a la mente a un individuo con capacidad de embestir a un toro, aunque el concepto queda en offside cuando las mujeres también se aventuran en este universo. Y luego la escena me trajo algo a la mente. Pues, no se ve un deporte como para mujeres pero, y si sí… 

Samantha “Sammy” Chuquivala, quien a la fecha es sommelier (catadora de vinos) y tiene una empresa de distribución de productos tipo gourmet, en ese sentido: aceite de oliva, chocolates (no cualquiera sino Cacaosuyo) y vinos. ¿Pero qué tiene que ver eso con el deporte? Pues nada en realidad, pero juega rugby desde hace 4 años y medio y forma parte del club Blues Rugby Assosiation, campeonas a nivel nacional.

Luego de todo el trajín del machismo entre broma y broma dice que gracias a dios no ha pasado por una situación incómoda en el aspecto de prejuicios.

Y es que hay muchos casos, desde el momento en que una chica está interesada en el deporte hay limitaciones por el simple hecho de ser un deporte “rudo”. El prejuicio nace además de ellas, como menciona Sammy, si bien no todas, está la idea presente. Al igual como es visto al hombre que juega vóley, (en lo personal lo jugaba de tanto en tanto en el colegio con la promoción… Mi saque de bowling y los testigos pueden dar fe de eso).

¿Crees que existe un prejuicio hacia las mujeres que juegan este deporte?
El rugby no es para nada un deporte solo de hombres, de hecho cualquiera puede jugarlo. Es cosa de creérsela también, y romper con lo que uno piensa. Incluso es difícil porque el prejuicio no solo es por parte de los hombres, sino de mujeres que quieren jugar pero no porque piensan tal o cual cosa, como que pueden verlas “machonas” o “toscas”, para nada…  

Sammy además comparte que el rugby le enseñó a ser mejor persona. Con bases del respeto y la superación de uno mismo, los límites y las adversidades. Inlcuso a la hora de entrar pues las limitaciones son muchas, partiendo de infraestructura, accesibilidad, tiempos y responsabilidades personales. Pero, ¿lo mencioné antes? ¿Campeonas nacionales?

La vida al final golpea duro a hombres y mujeres por igual, ¿qué resultados darían al final? Solo el score lo dirá. ¿Ustedes qué dicen?



No hay comentarios.:

Publicar un comentario